Por supuesto, había más trabajos de envergadura realizados por mujeres. Dentro del Palmarés nominal, la animación vasca Areka, de creación colectiva (Atzur Animatzio Taidea) pero coordinada por Bego Vicario, obtuvo el Trofeo a la Mejor Dirección Artística (premio también inusual para una animación, pero en este caso totalmente digno de aplauso). Areka sigue los pasos de una experiencia similar anterior, Beti bezperako koplak, y los resultados mejoran los de su precedente.
Tanto Beti como Areka parten de la misma premisa: a partir de un tema dado, una veintena de animadores tiene algo así como medio minuto para plasmar su visión personal del asunto. Ahora bien. Beti bezperako koplak trataba el tema de la violencia histórica de género a partir de una canción, pero el resultado colectivo, aunque plásticamente sugerente, carecía de unidad y pecaba de dispersión. En Areka, el tema de la memoria histórica se trata a partir de un relato, y este sí confiere unidad al conjunto.
Y claro, estaba María Cañas, que volvió a montarla con Expo Lio’ 92, Trofeo al Mejor Montaje para Guille García. Cañas sigue los pasos de Sé villana: La Sevilla del Diablo, y esta vez sus dardos señalan al imperialismo con el que España ha tratado y sigue tratando a América a lo largo de su historia. La andanada se dispersa en múltiples direcciones: la Expo de Sevilla, el descubrimiento de América, los conquistadores españoles y el genocidio indio, la América del siglo XX y de la actualidad, Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia…
Al revés que Sé villana, cuyo metraje de 40 minutos se hubiera beneficiado de algunos cortes en montaje, Expo Lio hubiera precisado mayor metraje, mayor desarrollo en todos sus frentes, porque el tema abordado daba para mucho más. Lo cual no obsta para afirmar que nos hallamos ante una obra salvajemente jubilosa (el comienzo con las ranas ataviadas de conquistadores y las cabezas aztecas rodando al ritmo de una canción del verano es atronador), en la que Cañas sigue contagiándonos su peculiar espíritu, mezcla de activismo y reflexión, de profunda amargura y y simple pura rechufla.
Mujeres y catalanas
Con la excepción de Matria del gallego Álvaro Gago, los trabajos más galardonados del Palmarés son obras de realizadoras que son y/o trabajan en Cataluña. Belén Funes, Clara Roquet, Laura Ferrés. Y lo mismo ocurre con el Segundo Premio: Buenos días España, dirigido por tres realizadoras (María Barceló, Irati Cano, Sara Pisos) y un realizador (Carlos Andrés Reyes), y concebido dentro del Master Creativo de la Universitat Autònoma de Barcelona. Con esto no pretendemos manifestar ninguna simpatía o antipatía política. Simplemente se trata de constatar un hecho.
Buenos días, España es, posiblemente, el título menos logrado que ha conseguido meterse en el Palmarés principal, y aunque ni mucho menos carece de valores, lo cierto es que un reconocimiento tan grande puede resultar excesivo. Se trata de un documental sobre un grupo de antiguos miembros y simpatizantes de la Legión Española que se reúne semanalmente en un cuartel militar de Barcelona para instruirse militarmente y, en fin, hacer sus paelladas. El planteamiento, además de irresistible, no podía ser más oportuno, y a lo largo del corto la sana mofa y befa hacia el nacionalismo español y la concepción de la bandera como autoritarismo está a la orden del día.
Personalmente me he caído de la risa en algunos momentos, sobre todo aquellos que describen la inenarrable instrucción militar, y en los que los recios militares llegan a parecer personajes de Mortadelo o, como mínimo, del Berlanga de La vaquilla. Ahora bien, la mención a Berlanga deja al descubierto su principal problema (aparte de su exceso de metraje): los soldados de La vaquilla eran unos pobres parias metidos a la fuerza en una guerra que no va con ellos; los protagonistas de Buenos días, España también son pobres parias pero en ningún caso instruidos y adoctrinados a la fuerza, y la verdad es que, a la postre, el documental casi parece presentarlos como grillados inofensivos (hasta el final, en el que los propios directores se sienten obligados a intervenir en el relato como única manera de dejar claro que no tienen nada que ver con ellos). En cualquier caso, y aun con las limitaciones señaladas, Buenos días, España es un primer trabajo de indudable mérito, altamente disfrutable.
Pero ¿queréis hacer el favor de hacer comedia?
Casi no queda espacio para otros cortos de consideración: no podemos dejar de mencionar, al menos, Off Ice del siempre sugestivo Pedro Collantes (Premio Movistar+), relato de una familia que se enfrenta a la muerte irreversible del esposo y padre, narrado con un tono sobrio que en algunos momentos resulta excesivamente contenido, pero que en líneas generales consigue conmover a través de su emotividad entonada en voz baja; 5º C de Diego Saniz (Premio Comunidad de Madrid ex-aequo), retrato despojado de un sesentón destrozado emocionalmente por un desahucio, e incorporado por un Carlos Olalla que, este sí, merecía el premio al Mejor Actor; los ya comentados Fajr y Australia; títulos tan dignos de respeto como Mon germà de Martí Dols Roca y Joe Ryan Laia o el diario filmado Qué suerte de Daniel Natoli; y eso sí, dejar constancia de la necesidad imperiosa de impulsar el cortometraje de animación español. Trabajos tan estimables como Morning Cowboy de Fernando Pomares, Impromptu de María Lorenzo o la citada Areka permitían leer entre líneas las dificultades del Festival para encontrar una representación digna entre la última producción animada del género, consecuencia del escaso apoyo y los escasos medios que posee la animación de creación en el país.
Matria, La inútil, Les bones nenes, Madrehijahermana, El vestit, Cachorro… Está claro que el Drama Cotidiano se ha erigido en el territorio más creativo del cortometraje español, superando al documental. Nos parece fantástico, pero desearíamos finalizar con un comentario personal, casi una llamada de auxilio: en todo el Certamen solo pudimos sonreír con Buenos días, España, Expo Lio’ 92 y el estrafalario e ingenioso Una casa en el campo de Chiqui Carabante. Y no es que los seleccionadores de Alcine sean unos siesos, es que, por lo que hemos tenido ocasión de comprobar, resulta complicado encontrar comedias dignas de tal nombre en el corto español. Así que de acuerdo, el Drama es estupendo y ojalá que siga así, pero por favor, que alguien haga comedia de una vez, porque si la cosa sigue así todos, los seleccionadores de festivales, los críticos, los cineastas, los espectadores, vamos a entrar en una depresión crónica.
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