EL ADIÓS: Notas de la Directora
Hace poco alguien me contó que Orson Welles decía que es tan importante hacer un buen casting cuando eliges al equipo de tu película como cuando eliges a los actores. Para empezar este artículo con un poco de seriedad he buscado esta cita en google, cambiando la frase varias veces para ver si encontraba la cita original. No la he encontrado, así que quizás se puede sumar a la lista de citas que los directores famosos nunca dijeron. Aún así, me parece que la cita sigue teniendo validez. La decisión más acertada que tomamos antes de rodar El Adiós es la de crear un equipo compuesto por gente que nos gusta, profesionales talentosos y generosos que fueron imprescindibles para levantar el corto. El Adiós es tan suyo como mío, y es por esto quizás que el concepto “notas del director” se me antoja un tanto extraño. No creo mucho en ese concepto francés del autor-demiurgo-todopoderoso. Para mí el cine es un trabajo de equipo liderado por un director que idealmente tiene las cosas claras, sabe lo que quiere contar y se lo sabe transmitir al resto del equipo.
Rodaje de El adiós
Me gustaría pensar que yo fui ese tipo de directora durante el rodaje, o que por lo menos dí esa impresión al equipo – «fake it ‘til you make it», que dicen los americanos -. La verdad es que tenía algunas ideas claras respecto al corto, y que las otras fueron forjándose durante ese proceso de descubrimiento y re-descubrimiento del material constante que es la aventura de escribir y dirigir un corto. Estas son algunas de las ideas principales que hay detrás de la puesta en escena de El Adiós, a modo de anotaciones:
1- La estética de El Adiós está basada en la contención. Los personajes gravitan alrededor de la muerte de Ángela y los rituales del funeral, que confieren una cierta pesadez a la historia. El tratamiento visual debía estar teñido de esta sobriedad y de la actitud contenida de la familia: nadie llora, nadie se desmorona, los sentimientos no circulan, ocultos bajo un barniz de decoro y elegancia. A través del lenguaje visual quisimos potenciar esta sensación de inmovilidad y sobriedad, trabajando con planos fijos y con el movimiento de los actores dentro del plano. Los únicos momentos en los que la cámara se mueve de forma notable es cuando la impulsan los niños o cuando la mueven los pensamientos de Rosana, en esas dollys medio oníricas que se repiten durante el corto. También al final, a modo de liberación, cuando Rosana sale de la casa, nos planteamos un cambio en el lenguaje y pasamos a cámara en mano.
2- Rosana es el centro de todo. Jenny Ríos, la actriz que la interpreta y uno de los hallazgos más providenciales y esenciales del corto, tenía que ser el centro de todo. Es su viaje, su historia y su pequeña rebelión. Esta idea estaba más o menos clara desde el principio, pero fue en el montaje, conversando con Carlos Marques – tuve la suerte de que él hiciese el primer montaje – donde me dí cuenta. El montaje, en este sentido, fue un proceso de limpieza alrededor del personaje de Rosana para devolverla al centro de la narración.
3- La casa debía convertirse en un personaje más. Gris Jordana, la directora de fotografía, utilizó mucho humo para darle pesantez al espacio, como si la niebla fría y permanente de la plana de Vic se colara en la casa. Queríamos aislar a Rosana en los espacios, como si fuese un objeto más dentro del plano, mimetizándose con un entorno que no le pertenece.
4- Todos estos corsés formales que nos impusimos de entrada cambiaron más o menos durante el rodaje. Si una cosa aprendí de El Adiós es que hay que estar abierto a lo que pueda pasar en el set, y que en el montaje empieza una segunda reescritura, la definitiva.
Hace ya más de un año que rodamos El Adiós. Algo que me parece muy interesante de los cortos y las películas es cómo las afecta el paso del tiempo. Ahora siento curiosidad por saber cómo envejecerá El Adiós. Yo, mientras tanto, veo que va llegando ya el momento de recoger lo aprendido y archivarlo en alguna estantería de mi caótica memoria y de seguir adelante con mi próximo corto: ‘Les Bones Nenes’.
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