Hay historias que nacen predestinadas a crear fascinación. Eso es lo que ha ocurrido con el relato de la extravagante familia Modlin, dada a conocer al gran público a través de un descubrimiento tan fortuito como novelesco. Fue hace unos años cuando el joven fotógrafo, ingeniero y diseñador Paco Gómez se encontró con toda una colección de fotos y documentos tirados en la basura de la calle madrileña del Pez. Material sentimental que había pertenecido a una familia cuyos escasos miembros (el padre, Elmer; la madre, Margaret; y el hijo, Nelson) ya habían fallecido.
Fotos y documentos que incitaban a ir mucho más allá: con ayuda de otros colaboradores, Paco Gómez comenzó a recopilar datos, atar cables, llegar al fondo de las peculiaridades de los Modlin, y se encontró con todo un universo familiar tan excéntrico como profundamente inquietante. Siguiendo la máxima hitchcockiana, por un lado tiene gracia, pero por otro, maldita la gracia que tiene.
Para conocer la historia a grandes rasgos, nada mejor que lo explique el propio Gómez, en una entrevista que concedió a La Sexta.
La historia se prestaba para lo mejor y para lo peor, y existía la desagradable posibilidad de que el fascinante legado de los Modlin cayera en manos poco recomendables… Afortunadamente, los acontecimientos posteriores demostraron que Paco Gómez no sólo quería contar una buena historia, sino contarla bien.
Pero Gómez dio un paso más. Desistió de realizar él mismo el documental y traspasó sus poderes no al mejor de los documentalistas de este país, sino algo mejor: al más adecuado.
El brasileño afincado en España Sergio Oksman, responsable de trabajos para televisión, largometrajes y, al menos, uno de los más intrigantes cortometrajes de la década pasada, Notes on the other. Un cortometraje que reseñaremos más adelante como se merece. Por el momento, sólo diremos que era un trabajo fascinante que partía de una investigación documental tradicional para desembocar no ya en la ficción, sino directamente en la fantasía. Justo lo que necesitaban los Modlin: una invención en toda regla a partir de fotos y documentos reales.
El documental resultante es un cortometraje de 25 minutos llamado A story for the Modlins, que a estas alturas ya ha ganado el Primer Premio de nada menos que DocumentaMadrid (no el Nacional, sino el Internacional), Huesca, Karlovy Vary, Vila do Conde, Varsovia o New Orleans, y ahora, Segundo Premio en Alcine. Emplazamos a los interesados a seguir su rastro en L»Alternativa de Barcelona; en buena parte de los próximos festivales de cortometraje de cierto prestigio (no todos, esto ni es ni debe ser una dictadura del gusto); y en los diversos medios de la red, donde a buen seguro se creará, en poco tiempo, un fenomeno viral.
El propio título ya habla a las claras de las intenciones de Oksman. No se trata de una historia inspirada en la vida real de los Modlin. Es un relato relativamente ficticio creado a partir de ellos y, no únicamente, pero sí especialmente para ellos. No es la sátira de una familia tronada, sino un tributo, con toda la sorna que se quiera, pero un tributo lleno de afecto a una familia desaparecida.
Lo que hace especialmente relevante a este documental no es únicamente la historia en sí, sino su ejecución. Para empezar, Oksman ha desestimado buena parte de la información recopilada sobre la familia (imagino que la labor de criba frente a un material tan excesivamente lleno de posibilidades habrá supuesto una auténtica tortura para el brasileño) y se ha decantado por un cuento de terror grotesco, y así, a partir de esa premisa, ha orquestado un cortometraje con muy pocos elementos, pero muy cuidados, de manera un tanto ascética pero dejando la puerta abierta a múltiples significados, francamente sugestivos.
Que yo recuerde, estos son los únicos elementos utilizados:
La célebre película Rosemary»s baby (La semilla del diablo), de Roman Polanski.
Los materiales de la familia encontrados en la basura, ya sea todos juntos en un mural o mostrados uno a uno.
Un viejo video U-MATIC, en el que Elmer y Margaret Modlin muestran al cámara las pinturas sobre el Apocalipsis pintadas por Margaret.
El piso en que vivieron los Modlin visto hoy en día, totalmente desmantelado.
Y una voz en off en inglés, contando la historia y haciendo sus propias reflexiones.
En la próxima entrada veremos qué ha hecho Oksman con esos elementos. No teman que el corto quede destripado, afortunadamente sus imágenes no pueden ser enteramente poseídas por ningún comentario escrito. O, si lo prefieren, esperen a ver el cortometraje para seguir leyendo, porque no pienso cortarme un pelo a la hora de desentrañarlo.
All comments (0)