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Corazón

Director: Sergio Martínez (2016) España |

Todo empieza del revés. O necesitas pensar que es un comienzo, no un final, cuando todo se vuelve del revés. Parece que se sabe lo que se quiere. Al menos, se siente un impulso. El paisaje, o lo que es lo mismo, el escenario, debe cambiar. Se debe abandonar la función. Se mira atrás porque se deja lo que aún no se logra dejar. Es inevitable en todo reinicio. Los puntos suspensivos se arrastran como maleza que raspa con sus espinas, ruidos que no se sabe de dónde surgen y de qué o quién procede. Quizá de uno mismo. Los propios engranajes de la mente chirrían, el desconcierto no compone armonías. La realidad es inestable. El corazón se mueve en un territorio difuso que es quebradizo. Caes por una pendiente, mientras tu mirada mira tanto adelante como mira atrás. Está dividida, aún fracturada. Evoca lo que fue, aún hay preguntas que no salen a la superficie. Aún hay preguntas que permanecen escondidas en lo profundo del bosque, y arañan con su indefinición. La lumbre permanece encendida, aunque se dejó atrás. Te sientes aterida, careces de la sensación de hogar, en la mano que acogía, en los alimentos que degustabas cada mañana, en las gafas que descansaban en la mesa, como las propias miradas. Claro que no sabes qué decía aquella otra mirada que dejas atrás, o que te dejó apartada en la intemperie. Aquella mirada que parecía hacerte sentir que lo complicado podía ser acogedor, que te hacía sentir lo trivial de modo diferente, que intentaba construir lo que parecías ser tú misma. Intentabas buscar respuestas en su interior, como quien se sumerge en las profundidades de un lago,pero no las encontraste, o sólo sentiste que te faltaba la respiración.

Corazón

Sentiste que perdías la noción del tiempo, o mejor dicho, de la duración, el tiempo ya era piedra. sucesión de troncos que asemejaban a un laberinto o a una prisión, y sentías miedo, pero el grito no se escuchaba, era mudo. Aún lo es. Sientes que encuentras tu dirección pero estás extraviada. Sientes que aún está contigo, que habrá palabras y caricias que no dejarán de acompañarte, que te harán sentir que lo que habitas no es la intemperie, pero estás sola, necesitas sumergirte en la oscuridad, realizar una cuenta atrás y salir a la superficie del tráfico donde puedas encontrar otros transeúntes con los que poder crear otro vínculo en el que la profundidad de tu corazón, esa espesura de anhelos, vulnerabilidad, fragilidad, encuentre otras palabras y otras caricias que se entrecruzen con las tuyas y creen un nuevo hogar, una nueva lumbre, otros desayunos que compartír, otras miradas que descansen la una en la otra. Aún queda desprenderse de las espinas de las preguntas que duelen; ¿por qué me eligió a mí?. Y queda encontrar ese hogar, eso es lo que sabes que quieres, aunque ignoras aún dónde está. Pero al menos sabes que ya estás en camino. Al menos sabes que te encuentras en una intemperie que sientes que puedes cruzar y superar. Es un comienzo cuando todo se vuelve del revés, incluso el propio revés.

Corazón

Corazón (2016), de Sergio Martinez, con Susana Abaitua, es la narración, la odisea, en un bosque que es un espacio interior, la intemperie emocional que se atraviesa, en la que se tiembla, en la que se cae, y se sumerge, dentro de las aguas o de la oscuridad, y se recorre, entre piedra y musgo y troncos, tras una ruptura sentimental. La metáfora se conjuga con el cuerpo, el símbolo con la naturaleza. Nos presenta el rostro invertido de la protagonista, y nos sumerge la cámara en un espacio, en un bosque, en una lumbre, en los fragmentos de un hogar, que abandonará esa mujer tras decir lo siento, tras decir que sabe lo que quiere, aunque aún tendrá que encontrarlo. Una relación se rompe y te sientes en la intemperie, y la realidad es un rasponazo que quisieras convertir en caricia, y unas aguas en las que quisieras lograr sumergirte y no sentir que anegan tu respiración. La naturaleza es otro personaje porque es el personaje mismo, los recovecos de sus entrañas. Los sonidos también, porque son las fisuras en su mente, las que aún arrastra del pasado, y las de ese presente en que tropieza como si habitara otra dimensión. La realidad, al fin y al cabo, se ha roto. Se necesitan recomponer primero los trozos en el propio interior, en el bosque del corazón. ‘Corazón’ es una inmersión que dota de cuerpo un estado emocional, un tránsito. Esa intemperie en la que quieres dotar de dirección a esos puntos suspensivos que aún te mantienen atravesada en un pasado que quieres dejar atrás.

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