Hace unos años Terry Gilliam publicó en el diario británico ‘The Guardian’ una selección de películas animadas que él consideraba las diez mejores de las historia. En esa lista se encontraba un cortometraje de Jan Švankmajer, Možnosti dialogu (Dimensiones del diálogo). Una película de 1982, oscuramente divertida, como la mayor parte de su obra, en la que lo inquietante también se manifestaba, como así quedaba reflejado en el artículo de Terry Gilliam: ‘Sus películas siempre me dejan con sentimientos encontrados, pero todos tienen momentos que realmente me llegan; momentos que evocan la pesadilla de ver a cosas comunes cobrar vida inesperadamente’.
En Dimensiones del diálogo el director checo ofrece tres visiones sin palabras de la comunicación humana. Divertida, sí, pero de igual forma, llena de pesimismo ante la imposibilidad de una verdadera comunicación entre personas. Y a pesar de esto, del pesimismo, de lo oscuro, y de lo chocante e inquietante de sus propuestas, Dimensiones del diálogo, como todo el cine de Svankmajer, rebosa cierta felicidad.
En la primera parte del corto, titulada «Discusión exhaustiva», tres cabezas dialogan comiéndose las unas a las otras para a continuación vomitar. Y cada nuevo vómito va configurando un híbrido de las cabezas que finalmente acaban vomitando cabezas iguales, sin diversidad, sin comer, sin diálogo. Algo totalmente surrealista, casi abstracto, y que además de las sugerentes lecturas que emanan de esta secuencia, destacan también esas cabezas inspiradas en el pintor Arcimboldo, referencia pictórica usada por Švankmajer en otros cortometrajes.
En la última parte del cortometraje, «Diálogo agotador», dos ancianos muestran desde sus lenguas, y con unos ojos realistas que resaltan de entre sus cabezas de arcilla, diversos objetos en muchas combinaciones posibles donde se dan situaciones surrealistas entre la función prevista de los objetos y los resultados absurdos y hasta indeseables. Una última parte muy divertida y visualmente muy impactante que puede ser una acertada metáfora de las relaciones humanas.
La propuesta finalmente se antoja gratificante tanto para aquellos que buscan un discurso intelectual como para aquellos que simplemente disfrutan de la estimulación visual. Sin duda Dimensiones del diálogo tiene ambas cosas. Un cortometraje que en 1983 se llevó el Oso de Oro al Mejor cortometraje en la Berlinale y el Gran Premio en el Festival de Annecy. Uno de los mejores y más representativos cortos de Švankmajer, quien ha servido de inspiración no solo a Terry Gilliam sino también, como ellos mismos han reconocido, a Tim Burton y a los Hermanos Quay. Un cortometraje que es un todo un clásico de la animación y del surrealismo y que habrá de ser el primero de otros de Švankmajer que eventualmente vayan llegando a la Videoteca de Cortosfera.
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