Es la primera edición a cargo de Rubén Moreno, flamante nuevo director del Festival de Cine de Huesca, y por eso resulta prematuro hacer cualquier tipo de valoración definitiva. Si acaso, podríamos aventurar un par de apuntes. Primero, existen indicios de que nada va a cambiar en el certamen oscense, ya que la selección continúa con la tónica tradicionalista de las últimas ediciones, justo después de que la añorada Montse Guiu dejara de colaborar en el Festival; segundo, una vez asumido lo anterior, es justo reconocer que el equipo de Moreno no carece de gusto o criterio. Viendo los cortos del Palmarés de Huesca no me he entusiasmado en ningún momento, pero en general me han interesado, a veces me he reído, y todos me han parecido, como mínimo, estimables.
Violencia en la Región
La perla de Huesca sigue siendo el Concurso Iberoamericano, que este año ha prestado especial atención al tratamiento cinematográfico de la violencia institucionalizada. Y el Danzante ha correspondido al muy curioso La huella de Carlos Andrade Montemayor (México). La huella emplea en todo momento el punto de vista, en cámara subjetiva, del testigo de una retahíla de atrocidades acontecidas en diversos puntos de México, todas ellas relacionadas con el narco y el crimen organizado. Se trata de una pieza en exceso dilatada y un tanto desigual: su mitad urbana es notablemente mejor que la rural, con algún fragmento magnífico en el primer caso, sobre todo cuando el protagonista reconstruye el recorrido de unas huellas de zapato con suelas manchadas de sangre.
Más redondo y equilibrado resulta el Premio Cacho Pallero, Rapaz de Felipe Gálvez (Chile). De Rapaz hablaremos más extensamente cuando aparezca nuestra reseña de la Semana de la Crítica de Cannes, en la cual concursaba el corto chileno, pero adelantamos que es una obra contundente, que recoge la espiral de agresividad que se derrumba sobre un presunto ladrón de móviles pillado, también presuntamente, en plena faena. La intención dramática de Gálvez es simple: los trabajadores se matan los unos a los otros mientras el capitalismo responsable se mantiene indemne. Pero Rapaz cobra personalidad con su meritorio retrato de una situación extremadamente tensa, y sobre todo con su adopción de la estética del móvil para retratarla.
Dos Menciones Especiales, y de las dos hemos hablado anteriormente: No pases por San Bernardino de Hugo Magaña (México), que comentamos brevemente en nuestra reseña de Aguilar 2017, otra muestra de la violencia institucionalizada; y el prometedor La última virgen de Bárbara Farré (España), a su vez comentado en Málaga 2018, donde obtuvo el Primer Premio. Por lo demás, Danzante Ópera Prima al documental El camino de los perros de Sebastián Cuevas (Chile) y Mejor Guion a 9 pasos de los veteranos Moisés Romera y María Crespo (España).
Humor en el Documental
El Primer Premio Danzante correspondió a un documental de lo más simpático. Sano humor nórdico el de Waste no. 1 Money de Jan Ijäs (Finlandia), con una premisa absolutamente irresistible: la inflación en Zimbabwe ha sido tan escandalosa (¡el 231.000.000 %!) que el dólar de Zimbabwe ya no vale nada. La gente esconde el dólar estadounidense bajo la ropa, lo cual estropea los billetes y les obliga a lavarlos y blanquearlos con detergente. Les juro que no parece un falso documental en absoluto.
Lógicamente, es muy difícil estar a la altura de una idea que ofrece tantas posibilidades, y desde luego Ijäs no lo consigue. Pero a cambio ofrece algunas imágenes adorables, por ejemplo: los dólares de Zimbabwe empleados para hacer trajes o cuadros, o esas escenas defenestrantemente cómicas en las que los campesinos recomiendan el detergente OMO como el mejor para limpiar los billetes USA, ¡mientras los cuelgan en el tendedero para que se sequen!
Del humor finlandés al español, igualmente con trasfondo un tanto serio. Danzante documental al ya conocido Buenos días, España de Varios Realizadores (España), cuyo retrato de los nostálgicos de la Legión que se reúnen para hacer la instrucción militar fue ampliamente comentado en Alcine 2017. Y Mención Especial a Inconfissoes de Ana Galizia (Brasil).
Concurso Internacional
Nada que objetar (dentro de la línea tradicional, no lo olvidemos) al Primer Premio Danzante para Miss Sueño (en español en el original) de Radu Potcoava (Rumania). De entrada, llamaba la atención que su acción tuviera lugar en las afueras de Madrid, ya que abordaba el tema de un supuesto intermediario que convence a una joven rumana para que venga a trabajar a la capital española, cuando en realidad va a ser forzada a dedicarse a la prostitución en la mismísima calle Montera.
Todo en Miss Sueño está más que visto, tanto el argumento como la manera de resolverlo, pero todo rezuma la solidez del cortometraje rumano que admiramos: la claridad expositiva con la que aborda sus historias, la limpieza de su planificación, la impecable dirección de actores. Lo mejor, la descripción del chantaje emocional del hombre hacia la joven, y sobre todo la mirada de la supuesta mujer del proxeneta, obligada a contemplar el terrible espectáculo sin abrir la boca.

Miss Sueño, de Radu Potcoava
El Jinete Ibérico de Animación recayó en el corto más flojo del Palmarés, Catastrophe de Jamille van Wijngaarden (Países Bajos), otra de esas animaciones frenéticas a lo Warner en las que se va encadenando un desastre tras otro, sin personalidad alguna pero con algunos momentos divertidos. Hubo una Mención Especial de Animación para Obon de Samo Anna Bergmann y Andre Hörmann (Alemania).
Otros premios del Internacional: Danzante Ópera Prima a Fucking Drama de Michael Podogil (Austria); Mención Valores Humanos a Magic Alps de Marco Scotuzzi y Andrea Brusa (Italia) (¿por qué este tipo de premio cuando la mayoría de los cortos, tanto de la selección como del Palmarés, ya rebosan de valores humanos?); y Mención Especial del Jurado Joven a Gutten er sulten de Kenneth Karlstad (Noruega).
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