Les vimos reír… quedó fuera del Palmarés, igual que otros fogonazos de inquietud cinematográfica. Ya hemos hablado ampliamente de piezas tan dignas de consideración como Vampiro, Cachorro o Cavalls morts, pero como mínimo habría que llamar la atención sobre dos obras prometedoras de las que todo el mundo pareció olvidarse: Vacío de Sergio Martínez, que después del fantástico rural de Corazón se sumerge en el profundo sentimiento de sinsentido que arrastra su protagonista, una espléndida y espléndidamente perdida Susana Abaitua, a lo largo de diversos garitos urbanos de atmósfera pesadamente hipnótica. Martínez no narra historia alguna, pero capta estupendamente el absurdo de esa noche sin fin a través del rostro mortecino y desorientado de la chica (escrutado obsesivamente por una cámara que en algún momento logra rasgar su alma) y el empleo anfetamínico del sonido, y con todo ello conforma un desfile de sombras, una fantasmagoría que amenaza con volver a repetirse esta noche y todas las noches.
Y, por supuesto, Miss Wamba de Estefanía Cortés, cuento de muertes y soledades en un refectorio, con actores no ya estupendos (otra vez: Ruth Díaz, Ramón Barea y Nuria Gago) sino, por momentos, mágicos. Los elaborados planos de Miss Wamba, los decorados, peinados y vestuarios que rezuman ‘glamour’ (el vestido japonés y el corte de pelo de Ruth Díaz), las conversaciones amargamente lúdicas que recuerdan a Lynch o a Todd Solondz, todo ello puede gustar o irritar según los gustos de cada cual, pero no se puede negar que el corto posee algo difícil de encontrar: personalidad. Y en cualquier caso, el plano-contraplano del juego-conversación final entre la traumatizada marciana Ruth Díaz y el humanísimo Ramón Barea es uno de los mejores fragmentos de cine que pudieron verse en Medina.
Del Largo al Corto
Cada vez son más los directores integrados en la industria del largometraje que amplían su trayectoria y sus posibilidades expresivas realizando cortometrajes. A ese respecto nada hay que objetar, pero evidentemente no puede evaluarse del mismo modo a un director que da sus primeros pasos que a uno de ya amplio recorrido. De figuras como Daniel Sánchez Arévalo o Isabel Coixet cabe esperar piezas que vayan más allá de la corrección visual y narrativa, que aporten algo más que un indiscutible bagaje profesional.
En ese sentido, la iniciativa de Paramount Channel, que ha dado lugar a tres títulos filmados con holgados medios por Daniel Sánchez Arévalo, Santiago Zannou e Isabel Coixet (todos ellos seleccionados en Medina) se salda con una relativa decepción. Vernon walks es un típico relato sobre la lucha de la raza negra con el que Santiago Zannou obtuvo el Premio al Mejor Director. Y es cierto que el corto está rodado y montado de manera impecable, pero también lo es que esa limpieza narrativa se pone al servicio de una propuesta errática y algo blanda: Vernon walks oscila entre la rebelión de los ‘Black Panthers’ (lo mejor) y el discurso obvio, lagrimero y poco convincente, y al final se impone lo segundo sobre lo primero.
Cheimaphobia, inexplicable Espiga de Oro en el último SEMINCI, supone un traspiés en la trayectoria de Sanchez Arévalo, incapaz de trascender las limitaciones de su relato breve sobre una niña que se pregunta por los muertos: todo es bonito, de buen gusto y bien envuelto, pero carece de fondo, de carne, y al fin se queda en poca cosa. Y mira por dónde, la habitualmente cargante Isabel Coixet es la que sale mejor librada de la apuesta: No es tan fría Siberia, aquí Mejor Cortometraje Documental y que ya comentamos en nuestra crónica de Aguilar, es una propuesta fallida pero sugerente, la única de las tres Paramount en las que se encuentra algo distinto, un punto de vista, un poco de inquietud cinematográfica.
Aparte, hubo otros consagrados. Rodrigo Sorogoyen vuelve al formato breve con Madre, un logrado ejercicio de tensión narrativa, articulado alrededor de una tensa conversación telefónica entre una madre y su hijo perdido en mitad de una lejana playa, presuntamente francesa y absolutamente indistinguible de otras. Una vez más, Sorogoyen pone la cámara al servicio de su actriz protagonista, inspirada Marta Nieto, y subraya la extrañeza de la situación con planos amplios y muy angulares de la casa de la madre, de manera algo mecánica pero sin duda efectiva. Se puede argumentar que el desenlace es decepcionante y deja al espectador con ganas de más, pero lo cierto es que, hasta ese momento, la progresión dramática de Madre resulta modélica.
El resto del Palmarés Oficial y otras Secciones
El Palmarés Oficial de Medina se completó con el Premio a la Mejor Animación para Beti bezperako koplak; Mejor Actor Miki Esparbé por (Still)Love you y Mejor Actriz Irene Anula por Vampiro (¡pero pudieron ser otros tantos y tantas!); Mejor Guion para Anujin de Urko Olazábal; Mejor Música Original para Xavi Lloses por Cavalls morts; Mejor Fotografía para Alejandro de Pablo por Madre; Mejor Montaje para Manuel Gil Calvo y Mejor Sonido para Óscar Paniagua por Vida y muerte de Jennifer Rockwell de Javier Roldán; y Mejor Vestuario a La disco resplandece.
El Premio del Jurado Joven-La Otra Mirada correspondió a Talía, nueva propuesta de Toni Bestard. Premio Castilla y León para Ainhoa. Y en el Certamen Internacional, Primer Premio para el nominado al Oscar Ave Maria de Basil Khalil; Segundo Premio para RM10 de Emir Ezwan Marwan (Malasia); y Tercer Premio para Balcony de Toby Fell-Holden (Reino Unido).
El Jurado Nacional de Proyectos de Cortometrajes distinguió a ‘Sushi’, de Mammut Films SL, firmado por Roberto Carlos Martín Maiztegui; y Mención Especial para ‘Seattle’ de Solita Films, firmado por Marta González de Aledo. Por último, reseñar el acierto de una nueva sección informativa: ‘Cortos de vinilo’, en la que se programaron cortos españoles filmados en esa cosa antigua llamada celuloide (entre ellos alguno tan notable como Campeones de Antonio Conesa), y que al parecer va a tener continuidad.
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