La ciudad de Saguenay (Quebec, Canadá) se prepara para celebrar su gran fiesta del cortometraje con la 21ª edición de Regard, un festival que, además de servir de escaparate internacional para su producción local, se afianza como un festival que no ha parado de crecer hasta situarse entre los más activos y atractivos. Regard es un festival que celebra ante todo la diversidad del cortometraje en toda su extensión y defiende un acercamiento del género breve al público general, con una competición que alcanza las 8 sesiones, donde se dan cita destacados cortos que apuntan a todo tipo de públicos. Si bien esta competición oficial aglutina trabajos que encontrarán buen acomodo entre la audiencia popular, compensa con otras secciones las preferencias de espectadores que reclaman apuestas más arriesgadas y vanguardistas.
A esto, debe sumarse un buen puñado de actividades más o menos profesionales, que encuentran su amparo bajo la programación de su Short Film Market, y que este año, como las clases magistrales y encuentros con el fundador de Double Negative Karl Lemieux (Passages, The quite zone, Shambles – Maudite Poutine), la cineasta Momoko Seto (Planet ∑, Planet Z, Life after), el actor Marc-André Grondin (C.R.A.Z.Y., Un monde truqué), el encuentro de programadores o el pitching de distribuidores.
Cortos para todos los gustos
La competición oficial, como decíamos, reúne principalmente obras de impecable factura que buscan una conexión inmediata con el público, y servirá en buena medida para introducir al público canadiense algunas de las piezas más reconocidas de los últimos meses, comenzando por el flamante ganador del Goya y de la Palma de Oro en Cannes Timecode (Juanjo Giménez. España, 2016). Del mismo modo, encuentran su lugar en esta sección los no menos prestigiosos Home, drama sobre la significación de la emigración y el refugio que le ha valido al consagrado Daniel Mulloy el BAFTA (entre otros galardones); el reciente ganador de la Competición Internacional de Clermont-Ferrand, el estadounidense DeKalb Elementary, de Reed van Dyk; On the origin of fear, mazazo a la historia silenciada de de la represión en Indonesia ejecutado por Filemon Bayu Prihantoro; o Import, extraordinario trabajo de Ena Sendijarevic, que sirve como complemento y reverso de Home a la hora de tratar el tema de los refugiados procedentes de los países en guerra.
DeKalb Elementary, de Reed van Dyk
Historias todas ellas intensas que atacan la fibra sensible, que se verán compensadas con una generosa presencia de comedias, algunas de ellas cargadas de una acidez demoledora, como los escandinavos Saatanan kanit (Teemu Niukkanen. Finlandia, 2016) y Kommittén (Gunhild Enger, Jenni Toivoiemi. Finlandia/Suecia/Noruega, 2016); La laine sur le dos (Lofti Achour. Francia/Túnez, 2016), État d’alerte sa mèr (Sebastian Petretti. Bélgica, 2016) o el simpático Na cherveno (Red light), de Toma Waszarow (Bulgaria/Croacia, 2016)
Otro aspecto en el que sin duda brillará la selección de este año es en apartado de las animaciones, donde podremos encontrar los celebrados Journal animé (Donato Sansone. Francia, 2016), el seleccionado en Cannes Happy end (Jan Saska. República Checa, 2016), Antartica (Jeroen Ceulebrouck. Bélgica, 2016), Nonca Ptica (Spela Cadez. Croacia/Eslovenia, 2016) o Cipka (Renata Gasiorowska. Polonia, 2016), trabajo de graduación de su directora, que resultó ganador del premio a la Mejor Animación en la pasada edición de Clermont-Ferrand.
Escasa es, sin embargo, la presencia de documentales internacionales en esta competición, donde sólo figura el polaco Miss Holocaust, de Michalina Musielak, recientemente estrenado en la Berlinale.
El gran escaparate del corto quebequense
Otra de las grandes cualidades de Regard 21 es la oportunidad que brinda al espectador para constatar la espléndida salud que atraviesa el cortometraje nacional. casi la mitad de los trabajos en competición son cortometrajes canadienses (más específicamente de Quebec), puesto que el festival integra la competición nacional dentro de la internacional, asegurándose así que el público local y extranjero disfruta de las producciones nacionales. Pero a diferencia de lo que a veces puede ocurrir, que las competencias nacionales padecen de una mayor irregularidad que las internacionales, no parece que el caso del festival de Saguenay.
De entrada, este grupo de películas alberga notables obras, como Oh! What a wonderful feeling, de François Jaros, un inquietante y brillante corto que estuvo seleccionado en la Semana de la Crítica de Cannes y en Gijón; o el no menos aplaudible Tout simplement, obra de uno de los más prometedores cineastas canadienses, Raphäel Ouellet, Mejor Corto Canadiense en el Festival du Nouveau Cinéma, y seleccionado en Curtocircuito, Dresden o Toronto; o también Mon dernier été, nuevo trabajo del director de L’invention de l’amour, Paul-Claude Demers. Sin olvidar Emma, el último corto de Martin Edralin, que deslumbró hace unos años con el contundente Hole; o de Drame de fin de soirée, nueva propuesta de Patrice Laliberté, un asiduo a Regard, ganador del Premio al Mejor Corto Canadiense en Toronto 2015 con Viaduc.
Canadá siempre ha sido un territorio excepcional para la animación, y las propuestas locales de este año no se van a quedar atrás a la hora de refrendar este nivel adquirido y mantenido con los años. Encabezadas por el maravilloso Blind Vaysha, Corto del Mes en Cortosfera, con el que Thoedore Ushev se quedó injustamente a las puertas del Oscar, y por el último ganador de Anney, Une tête disparaît, del no menos reputado Frank Dion (Edmond était un âne, Monsieur Cok, L’inventaire fantôme), otras prometedoras animaciones que acoge Regard 21 son The salesman, de Benjamin Steiger Levine y Oscar, de Marie-Josée Saint Pierre, otro consagrado talento canadiense del cine de animación con decenas de premios a sus espaldas.
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