Curioso. Mientras las propuestas más atrevidas del Palmarés de la Semana 2019 corresponden a la temática de las nuevas generaciones, abordada en la entrada anterior (recordemos: Arenal, Mujer sin hijo, Ráfagas de vida salvaje y Zapatos de tacón cubano), las ficciones restantes adoptan, en su mayoría, enfoques más tradicionales (que no necesariamente prescindibles). Como si los temas juveniles fueran el espacio adecuado y casi único para innovar, dejando los otros temas a un público más generalista. Me consta que en otros certámenes no ocurre así, así que espero que simplemente se trate de una coincidencia puntual, pero en cualquier caso ahí queda.
Temores femeninos
Lo mismo ocurre con otra coincidencia en los cortos galardonados: mientras que los protagonistas jóvenes de los atrevidos relatos del primer grupo son casi todos masculinos, las ficciones más tradicionales del segundo grupo están protagonizadas, en su inmensa mayoría, por personajes femeninos (Mujer sin hijo representaría el encuentro entre ambas tendencias).
Mi hermano Juan, de Cristina y María José Martín Barcelona (Premios Madrid en Corto Y Telemadrid/La Otra), es el ejemplo perfecto de todo lo expuesto. A partir de la conversación que una psicóloga (Leonor Watling) entabla con una niña de seis años, esta última reconstruye un entorno familiar especialmente conflictivo, sobre todo a partir de los juegos y dibujos que propone la psicóloga. Se trata de un corto sin especiales sorpresas, pero sería injusto no reseñar la medida de su plano-contraplano y la sobriedad de un tono que nunca se escapa de las manos. Algo similar ocurre con Moscas (Premio Telemadrid/La Otra), del veterano David Moreno: se trata de una sencilla y bien dialogada conversación entre una pareja un tanto aburrida de sí misma, muy bien interpretada por Rosario Pardo (Mejor Actriz) y un muy divertido Antonio Valero, y una vez más Moreno demuestra que es capaz de dotar de vida a materiales en principio intrascendentes, gracias a la dirección de actores y la justeza de la planificación y el montaje.
Esa misma solidez aparece en buena parte de los cortos que citamos a continuación, como ocurre con De repente, la noche de Cristina Bodelón (Premio Madrid en Corto). Bodelón hurga en el lado oscuro del tiempo del embarazo: aquí los miedos del futuro padre despiertan en él comportamientos excesivamente posesivos, que a su vez desembocan en el ahogamiento de la futura madre, que no lo tiene tan claro como su compañero. Interesante relato de temores e incertidumbres que se resiente de un tono algo rígido y una interpretación desigual, en la que sin duda destaca Marta Nieto.
De las madres a las mujeres mayores. Con ocasión del Festival de Medina ya comentamos Muero por volver de Javier Marco (Madrid en Corto y Mejor Producción AMA), por eso aquí solo haremos un par de puntualizaciones. Primera, este es un relato de tres personajes: la mujer, su marido (soberbio y recuperado Simón Andreu) y la casa de ambos; pues bien, el personaje más logrado es esa casa en la que la luz (Santiago Racaj) y el sonido (Carlos Bonmatí) se debaten entre la muerte y la calidez. Segunda, el cine de Marco me parece el punto perfecto de equilibrio entre el cine alternativo y el tradicional; su manera de filmar, plantear situaciones, dirigir actores, se columpia a la perfección entre la convención y la modernidad.
Terrores femeninos
El apartado anterior se ha centrado en relatos cotidianos, pero lo cierto es que los personajes femeninos también protagonizan las historias adscribibles al cine de género, sobre todo el terror y el suspense. Sin embargo ese predominio de mujeres protagonistas parece más el resultado de aplicar unas convenciones narrativas (la mujer víctima con inesperado coraje, a lo Sola en la oscuridad o La habitación del pánico) que de un interés real en enfrentarse a la psicología femenina.
Flora de Javier Kuhn (Madrid en Corto, Mejor Vestuario para Ruth Morales) es un relato gótico construido alrededor del contraste entre una serie de cartas que una dama victoriana envía a su marido, y la confrontación de estas con la realidad que vive la mujer en su decadente mansión. Cuento atmosférico (aunque no siempre la atmósfera esté lograda), impregnado de una luz enfermiza (similar a la empleada por Sofia Coppola en La seducción), que tal vez depende en exceso de su desenlace, en cualquier caso rotundo e inquietante.
Amandine (Telemadrid/La Otra) es una inesperada incursión del reconocido animador Juan Carlos Mostaza (Broken wire) en el ‘thriller’ psicológico. De todas las propuestas de género esta es sin duda la más jubilosamente malsana, en su exploración de los límites a los que puede llegar la agorafobia. Mostaza propone una estructura narrativa intrigante que rehúye el orden cronológico, pero quizás esa ruptura se queda a medias, sobre todo a causa del empleo de una música de terror excesivamente codificada, en un relato que pedía huir de los códigos habituales. Su personaje femenino no resulta especialmente atractivo, aunque sí lo es el villano, que parece inspirado en el serial-killer de Que Dios nos perdone (el actor, y casi el personaje, es el mismo: Javier Pereira), y que da pie a algunas situaciones realmente perturbadoras.
En un registro ya muy cercano al ‘thriller’ palomitero estarían otros dos trabajos: Best seller (Telemadrid/La Otra), sorprendente incursión de Max Lemcke, el autor de Casual day o Cinco metros cuadrados, en el ámbito del terror de biblioteca. Basado en un relato de lo más resultón sobre una bibliotecaria, Malena Alterio, que descubre que el afable usuario que pide prestados libros a deshora no es tan afable, se trata de un trabajo en el que Lemcke demuestra la eficacia y buen oficio cobrados no solo en su cine, sino en las numerosas series de tv en las que ha intervenido. Por último, el único título en que el protagonismo es fundamentalmente masculino: Malpartida de Luis Reneo (nada menos que cuatro premios: Telemadrid/ La Otra, Premio 24 symbols, Mejor Fotografía para Jorge Roig y Mejor Actor para Jaime Adalid), cuento fantástico ambientado en la Guerra Civil española que destaca no tanto por su relato a lo Guillermo del Toro como por sus logrados secundarios, muy bien incorporados por Rafa Rojas, Eugenio Varona y Vicente Renovell.
En los márgenes
Saliendo de los territorios anteriores solo nos queda citar dos piezas más cercanas al corto alternativo: Muedra de César Díaz Meléndez, (Madrid en Corto y Premio de la Crítica Caimán Cuadernos de Cine), una envolvente e imaginativa animación del autor de Zepo que ya tuvo merecidos elogios en nuestra reseña de Medina; y Yo siempre puedo dormir pero hoy no puedo de Andrea Morán y Fernando Vílchez Rodríguez (Premio 24 symbols), experimento sobre el poder y el significado de la lectura que muestra a diversas personas leyendo e interpretando lo que leen, como Anna Karina leyendo a Poe en Vivir su vida de Godard, y relacionándolo con los espacios en los que aparecen. Puede que la propuesta no esté a la altura de los textos que leen los personajes, pero este fue el único documental con cierta intención estética, en las antípodas de las pretensiones puramente divulgativas, pero un tanto planas formalmente, de otros documentales presentados.
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