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Min Börda

Director: Niki Lindroth von Bahr | Año: 2017 | Nacionalidad: Suecia

Con su tercer cortometraje, Min börda / The Burden, la directora sueca Niki Lindroth von Bahr ha recibido todo tipo de reconocimientos por su impecable trabajo en stop motion; entre los que destaca el Cristal al mejor cortometraje en el prestigioso Festival de Annecy y el premio al mejor cortometraje internacional en el Festival de Cine de Toronto. Con una nominación a los recién inaugurados Premios de Animación Europea Emile y un extenso listado que suma diecinueve galardones hasta la fecha, Lindroth von Bahr se ratifica como una cineasta poderosa, original y humanista. Además, sus filmes no destacan únicamente por su original planteamiento sino también por su cuidadísima estética. La cineasta se muestra especialmente versátil en este terreno al encargarse del diseño del vestuario, de la creación de decorados y de personajes, y de parte de la animación de los mismos.

Como si de una fabuladora contemporánea se tratase, Lindroth von Bahr se decanta en sus creaciones por personajes antropomorfos que diseccionan la realidad que nos rodea. Si en su pieza anterior, Simhall / Bath House (2014), la realizadora escogió a un conjunto de animales extintos como protagonistas, en esta ocasión los elegidos son cuatro especies utilizadas en los experimentos médicos: arenques, ratones, monos y perros. De hecho estos cuatro grupos marcaran la estructura de Min börda, dividida en cuatro segmentos musicales que tienen en común una temática cercana al nihilismo y un escenario compartido, un área comercial de carretera. Cada una de estas especies ocupa un edificio de este espacio inhóspito y plantea un conflicto diferente, aunque usando como hilo conductor de la narración la música, la angustia existencial y los trabajos mal remunerados.

Huyendo de los musicales melodiosos, la banda sonora nos ofrece una serie de números en los que se busca establecer una cierta distancia con el espectador para subrayar la necesidad de una reflexión sobre lo que vemos. Al igual que el cineasta griego Yorgos Lanthimos, notablemente con The lobster (Langosta, 2015), Lindroth von Bahr se sirve de esta extrañeza, frialdad y desconcierto para diseccionar nuestra sociedad. A partir de un primer segmento en el que se nos presenta a los inquilinos de un hotel de larga duración, donde por ejemplo un arenque se ha refugiado para huir de sus complejos físicos, Min Börda vira hacia la representación del precario y sus consecuencias. En segundo lugar aparecerá en pantalla una pareja de ratones bailarines de claqué atrapados en un trabajo nocturno como limpiadores en una hamburguesería, tras los que se introduce a un grupo de monos que intenta justificar la dudosa moralidad de sus prácticas como teleoperadores de un ‘call center’, para concluir un perro reponedor de un supermercado que es testigo de cómo, literalmente, el emplazamiento se desmorona ante sus ojos.

Si bien la dinámica de este discurso mantiene siempre su afilada disección de la realidad, Min Börda plantea más interrogantes que respuestas: ¿cuál es esa carga sobre la que se lamentan los personajes?, ¿es una carga social o psicológica?, ¿se trata de un lastre compartido?, ¿es posible salir de ella o vivimos atrapados en la maquinaria social? La visión de Niki Lindroth von Bahr no parece dejar mucho margen a la esperanza, al mostrar a sus criaturas atrapadas eternamente en ese espacio urbano. Agudísimo análisis social y dura crítica al capitalismo que nos engulle y nos devora, el trabajo de esta creadora sueca promete depararnos muy gratas sorpresas en el futuro.

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