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Muedra

Director: César Díaz Meléndez | Año: 2019 | Nacionalidad: España

Una gozada para los sentidos. Con esta frase coloquial pueden resumirse las sensaciones que uno experimenta al ver Muedra, el último corto de César Díaz Meléndez, uno de los animadores españoles que más se prodigan internacionalmente y cuya participación como animador incluye largometrajes de la altura de Frankenweenie (Tim Burton, 2012), Anomalisa (Charlie Kaufman, 2015), Ma vie de Courgette (Claude Barras, 2016) y O Apóstolo (Fernando Cortizo, 2012).

Una trayectoria que ha sabido acompañar con la dirección de cortometrajes, como este último, Muedra, que consolida a Díaz Meléndez como un creador original, sin grandes alardes intelectuales en sus historias, y que se apoya en lugares comunes para proyectar una mirada nueva desde todo aquello que toca, mejor dicho, desde todo aquello que anima.

El cuento cruel que fue Zepo (2015), y que tanto nos gustó en Cortosfera, seguía la estela de anteriores trabajos, como el más que reivindicable videoclip No corras tanto (2009), donde la técnica de arena se erguía como un alarde del autor que mostraba su maestría en el uso de esta forma de animación que, dicho sea de paso, históricamente ha estado dominada por mujeres, con nombres como Caroline Leaf, Kseniya Simonovaoo Aleandra Konafaskaya. Una lista en la que, sin miedo a equivocarnos, Díaz Meléndez ha encontrado su hueco por el virtuosismo de sus trabajos.

Sin embargo, Muedra es un cortometraje distinto en relación a sus obras anteriores. Aquí el autor sale al exterior y despliega una imaginería desbordante a partir de escenarios naturales reales con la técnica stop motion. Integra distintos elementos de la naturaleza para hablarnos del ciclo de la vida a través de lo que me gusta interpretar que son las aventuras de una suerte de ser de plastilina que explora, huye y se enfrenta al proceso perenne de inicio y conclusión que se repite, una auténtica alegoría de la vida que no esconde lo absurdo de la existencia.

La onírica de Muedra no se dispersa hasta el punto de resultar críptica. Aunque más allá de su narrativa alternativa y las diferentes lecturas que pueden extraerse de los diferentes detalles que conforman las andanzas del ser de plastilina, este cortometraje de 9 minutos envuelve al espectador de manera efectiva, desde lo visual y también desde lo que cuenta, en un juego de naturaleza cambiante y estática, peligrosa y divertida, silenciosa y llena de ecos que ponen voz a las relaciones que mantienen todos sus elementos, y que enmarcan el ascenso místico y existencial de un ser alegórico mitad humano, mitad lagarto.

Muedra está rodada en La Muedra, un paraje soriano donde hace años había un pueblecito que hoy yace en el lecho de un embalse. Un entorno que César Díaz intentó abordar un verano y que, como relató en una reciente entrevista para el diario El Mundo, se convirtió en un reto difícil de llevar a cabo por la distancia que debía recorrer en bicicleta todos los días, además de un sol, tan protagonista en esta cinta, que a veces se dejaba vencer por las nubes que impedían el rodaje. Por eso confesaba en dicha entrevista que estuvo a punto de tirar la toalla, y lo que preveía como un trabajo de dos meses se acabó convirtiendo en seis meses. Todo un reto que, por otra parte, ha valido la pena porque Muedra va camino de repetir la trayectoria exitosa de Zepo, puede que incluso lo supere. Habrá que estar atento a su paso por los diferentes festivales a los que concurrirá y que estamos seguros que gustará a crítica y público.

César Díaz Meléndez

De momento en la Semana de Cine de Medina del Campo, Muedra se alzó con el Premio del Jurado al Mejor Cortometraje Documental y obtuvo la distribución de Madrid en Corto en la Semana del Cortometraje. No parece que esto vaya a quedar aquí. Pero más allá de los pronósticos que hagamos, lo que no cabe ninguna duda es que tanto el cortometraje español en su conjunto, pero de modo concreto en su vertiente de animación, merece que la filmografía de Cesar Díaz siga brindando títulos que sigan impresionando por su técnica y por su mirada original que, insistimos, tanto nos hacen disfrutar en Cortosfera, y que, de nuevo, pronosticamos que habrá de hacer disfrutar a todo aquel que vea este corto. No solo eso, es momento para todo aquel que aún no lo haya hecho, encontrarse con anteriores trabajos del autor y que en esta crítica ya hemos mencionado. Merece la pena.

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