España es el segundo país productor de cortometrajes
“El cortometraje está maltratado por la propia industria”. Así de contundente comenzó Pablo Menéndez, de la distribuidora Marvin & Wayne, su intervención en la mesa redonda El cortometraje, de la idea al festival, el pasado 12 de diciembre en Barcelona. Fue en el marco de la jornada profesional Malgrat tot, seguim fent cultura (A pesar de todo, seguimos haciendo cultura), que organizó la Coordinadora de Festivales de Cine y Video de Catalunya (CIVI) con la intención de analizar la situación actual del audiovisual, así cómo poner en común otras fórmulas de financiación para el 2013, tras los fuertes recortes de ayudas públicas que está sufriendo el sector cultural.
Durante la intervención Pablo Menéndez, distribuidor especializado en cortometrajes, aseguró que el formato “seguirá porque es carta de presentación y hay medios”. Para Roberto Barrueco, director de Mecal Pro, el “objetivo del cortometraje es llegar al largo, por más obras maestras que sean”. Algo en lo que Menéndez no está de acuerdo, a “Marvin & Wayne no nos gusta relacionar el cortometraje con un formato de prueba o iniciación; más bien como un formato experimental”. Sobre el cortometraje como formato iniciático o no, el director Fernando Trullols (El barco pirata, ganador de un Goya en 2012) dijo que “es imposible enseñar la experiencia de rodar; algo que sí nos permite el cortometraje. Aunque también pueda ser un formato para experimentar”. En sintonía, la directora Celia Rico (Luisa no está en casa) consideró que “hacer un cortometraje es un aprendizaje. No escribes una novela sin redactar un relato. Es un formato audiovisual en sí mismo”.
El corto en cifras
Algunas de las cifras más sorprendentes las aportó Agustí Argelich, director de Filmets y moderador de la mesa, al explicar que España es el segundo país productor de cortometrajes y primer país comprador de derechos de adquisición en Francia. Además, sobre la situación del cortometraje en otros países europeos con tradición en el formato, Argelich explicó que el país galo vende cerca de 1.064 cortometrajes a Europa y que los productores y directores de Inglaterra no reciben subvenciones. Y, según un estudio francés, el metraje ideal para comercializar y explotar los trabajos de este formato son los 13 minutos.
En relación, el distribuidor Pablo Menéndez explicó la dificultad actual para colocar en televisión cortometrajes, “ya que las parrillas son cada vez más cortas, con temas claros y minutaje acotado de no más de 15 minutos”.
El moderador Agustí Argelich aportó que el presupuesto más alto de un cortometraje producido el pasado año en Catalunya fue de 23.000 euros (antes la media eran 40.000 euros), a diferencia de la media de Bélgica, Francia o Rusia que se mueve entre los 100.000 y los 250.000 euros. Además, y en referencia explícita a Catalan Films & TV, Argelich criticó que “no hay sensibilidad hacia el género y no entiendo porqué no hay presencia de cortometrajes en los mercados internacionales”. A esta interpelación se sumó Sandra Navarro, representante de la escuela de cine Bande à part, diciendo que “el cortometraje genera negocio y es importante saberlo y hacer mercados”.
Por su parte, Roberto Barrueco, de MecalPro, dijo que es importante profesionalizar los equipos que trabajan en cortometrajes. Algo en lo que coincidió de lleno Pablo Menéndez, director de adquisiciones y comunicación de la distribuidora Marvin & Wayne. Además, y en referencia a los festivales, afirmó que “es muy importante protegerlos porque son un reducto para ver cierto cine; y es muy imprescindible estar en los mercados y saber qué buscan los programadores. En Europa sí cuidan los cortos”. Además, animó a los profesionales que se dediquen a este formato a crear algo similar a una Asociación Estatal del Cortometraje para ser un interlocutor con más fuerza ante las administraciones.
Formato con poca calidad
Tanto Trullols como Celia Rico coincidieron que es una lástima que las salas en las que se proyectan cortometrajes no siempre tengan una buena calidad técnica. Idea que compartió Roberto Barrueco al decir que en el MECAL están “muy preocupados por la calidad de las copias proyectadas».
Finalmente, sobre la situación actual del sector Barrueco exclamó en la sala que “o nos ayudamos y seguimos produciendo al mismo nivel… o nos vamos a la mierda”. Y el cineasta Fernando Trullols afirmó que “los que nos dedicamos a esto hacemos cine de corazón y con mucho pulmón. Algo de lo que no nos deberíamos olvidar”.
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