En los últimos años Kepa Sojo y Sonia Pacios han conseguido colocar a Cortada, Festival de Cortos de Vitoria-Gasteiz, en el mapa de los más carismáticos certámenes de cortometraje español, gracias a su entusiasmo y al apoyo de la Universidad del País Vasco (UPV). Eso ha permitido que Cortada haya podido celebrar un XX Aniversario esperanzador, con evidentes mejoras técnicas (sobre todo en lo que respecta a la calidad de las proyecciones), con repercusión indiscutible (ahora todos los cortometrajistas españoles hablan de Cortada) y abierto a expectativas de crecimiento, pues al parecer el Festival planea abrirse en breve al cortometraje europeo.
La amplia programación de cortometrajes, de naturaleza claramente ecléctica (desde los títulos más vanguardistas hasta las mayores gamberradas y marcianadas) se englobaba en diversas secciones: Ficción, Documental, Animación, Gureak (corto vasco), Hemengoak (corto alavés), UNIlabur/EHUlabur (cortos de universidades y escuelas de cine/cortos de la UPV/EHU) y, por supuesto, una sección Freaky que no podía faltar.
Entre todos ellos, pues sí, otra vez fue Timecode el que se llevó el Primer Premio, sumando un nuevo galardón a una trayectoria que, la verdad, ya empieza a ser un poco desproporcionada: sin duda el trabajo de Juanjo Giménez Peña anda sobrado de méritos, pero hay otros títulos que sin ningún rubor podrían haberle disputado el primer lugar.
Timecode aparte, el Jurado de Cortada reconoció la actual pujanza de la actual cinematografía vasca. De manera tal vez un poco excesiva, ya que los cortos vascos no sólo obtuvieron los premios a ellos dedicados sino la inmensa mayoría de los premios generales.
Respecto a estos últimos, los títulos en sí entran dentro de lo razonable: Mejor Animación para Beti bezperako koplak, coordinada por la veteranísima Bego Vicario, y Mejor Documental, ex-aequo para Gure hormek de Las chicas de Pasaik y Julia de Castro, De la Puríssima: Anatomía de una criminal de Javier Giner.
Los dos primeros son muestras de cine feminista bien entendido, tan elegantes como contundentes, de los que ya hemos hablado anteriormente. De la Puríssima es una improvisación a cargo de la deliciosamente desaforada Julia de Castro, alrededor del robo de un retrato de la actriz por parte de la propia actriz, y su posterior escapada por las calles de Barcelona acompañada de un equipo de rodaje. Una propuesta que, aun con todos los defectos propios de la improvisación, inspira la mayor de las simpatías gracias a su vocación iconoclasta, su desparpajo, y su carencia absoluta de prejuicios.
La horda vasca terminó de imponerse con los premios exclusivamente vascos, y es cierto que este año había dónde elegir. Así, el Mejor Corto Vasco Gureak fue a las manos de Mikel Rueda por su atmosférico Caminan, con dos intérpretes ajustados y una narración misteriosa, certera y exclusivamente cinematográfica, alrededor de una mujer madura y un joven que se citan en un callejón inhóspito para llevar a cabo una actividad considerada clandestina; y la Mención Especial para El divino de Sendoa Cardoso, pequeño documental sobre Karolo, un personaje del Puerto Viejo de Algorta al que nunca ha importado el qué dirán, ha soportado carros y carretas y ha vivido su existencia completamente fiel a su ideario y sus inquietudes estéticas. Un trabajo tan sentido como sencillo que podremos ver íntegro al final de este artículo.
El Premio Hemengoak a la mejor producción alavesa recayó en Impulso de Ilune Díaz. Y como era de esperar, el público también se decantó por la pieza de un realizador gasteiztarra: Villa Mnémosine de Rubén Salazar, relato en torno a la frágil línea que separa la realidad de los sueños. En cuanto a los premios de universidades y escuelas, el UNIlabur correspondió a Mater Salvatoris de Marc Barceló y el EHUlabur a Actores de reparto de Sergio Juarros. Finalmente, el ganador de la Noche Freaky fue Piel canela de Alejandro de Vega. Y ahora sí, os dejamos con El divino y os emplazamos para el próximo Cortada, un festival con sana vocación de crecimiento.
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