Presentemos brevemente a este suizo particular. Michael Frei ha estudiado durante mucho tiempo en Tallin (Estonia), donde florece una animación surrealista de ribetes filosóficos, y con un sentido del humor excesivamente acre para el gusto occidental. Lo que quiere decir: los animadores estonios están grillados, y eso, muchas veces, nos encanta.
Imbuido de ese espíritu estonio, Frei se dedica a hacer cortos con… Bueno, digamos que suelen ser figuras humanas en 2D, blanco y negro, cabecitas diminutas, y siempre varón y hembra que se buscan, que tratan de encontrar una comunicación amorosa, y la manera de comunicarse es a través de la electricidad. Si no habéis entendido nada, que sería lo más normal, esperad a leer lo que sigue.
Plug and play representa un paso adelante en la concepción eléctrica de Frei. Las figuras se transforman en cargas eléctricas humanas, y sus cabecitas en enchufes (gozosamente complementarios, por supuesto), manipuladas a placer por unos dedos demiurgos que juguetean todo el tiempo con el interruptor. Más o menos como los humanos y los dioses griegos… Pero las cargas eléctricas se rebelan contra estos caprichosos demiurgos, montando un cortocircuito de campeonato, y de paso, permitiendo crear a Frei sabrosos significados sobre la naturaleza del destino y la necesidad de rebelarse contra él, pues de vez en cuando consigues librarte de sus hilos.
All comments (0)