Con Nothing Stranger nos encontramos ante el potente sexto trabajo de Pedro Collantes. Rápidamente nos vendrá a la memoria Serori (2014), ganadora de premios tan consolidados como la Biznaga de plata, Premio Especial del Jurado, en el Festival de Málaga, o el Premio Especial del Jurado del Grenoble Short Film Festival, sin lugar a dudas el cortometraje que le catapultó a la fama.
Pero el director madrileño no se duerme en los laureles, vuelve a la carga con una historia en apariencia sencilla, pero con un fondo difícil de desentrañar.
En Nothing Stranger volvemos la mirada, una vez más, al mundo oriental distintivo de Pedro Collantes -como ocurriera en el citado Serori-, pero esta vez para dejarnos llevar por una libertad audiovisual que contamina todo el visionado, sin ataduras a una narración tradicional con principio, nudo y desenlace.
La sensibilidad extracorpórea es otra de las características que encontramos en la obra del director y montador madrileño, poco vistas en las pantallas cinematográficas nacionales, apostando valientemente por la creatividad contemplativa, a la hora de abordar un tema tan traído y llevado en el cine de los últimos tiempos, como es el desarraigo de los emigrados. Ling visita su China natal, a la que no ha vuelto en años residiendo en Francia. Pretende a través de su cámara fotográfica, sus precarios recuerdos y sus sueños inspiradores, recomponer un pasado perdido, teniendo como cicerone a la hermana de su amiga Mei, que murió de una manera precipitada.
¿Cómo visionar a un extraño en su propia tierra? Es un tema sobre el que la aldea global reflexiona de una manera recurrente. El propio Pedro Collantes, en unas declaraciones para la 60º Seminci comentó que: ‘Somos una generación que ya no está tan definida por las fronteras nacionales, sino culturales.’ El comienzo de Nothing Stranger nos trae al imaginario proyectos contemporáneos como el de Elena López Riera, con su Pueblo (2014), al que ya le dedicamos un texto en su día, que al igual que el que nos ocupa trata el tema del exilio, en este caso por motivos laborales. Pero nuestro director da un paso más allá, y siendo fiel a su pasión por el mundo asiático, mejor dicho, apoyándose en él, proyecta su imaginario particular combinando sabiamente la formulación de dos universos.
Por un lado el contemporáneo, mostrando un aquí y un ahora con imágenes que rozan la fotografía documental, y por otro el más tradicional, con un aura de ensoñación sensorial, ritmo y tempo oriental, heredero directamente del cine clásico asiático como el de Ozu o Imamura. Consiguiendo imágenes atemporales tan bien resueltas como la pesca ancestral con cormoranes, o esas conversaciones cotidianas sobre el amor en la juventud, o esos planos secuencias en las que el espectador parece montar en una de las barquichuelas junto a las protagonistas, para contemplar el sublime paisaje. Todo ello aderezado con por una musicalidad digna de mención, creando unas atmósferas muy personales, cargadas del característico intimismo del creador madrileño.
Siendo una coproducción española, holandesa y china, Nothing Stranger tan solo ha ganado el premio como Mejor Corto de Graduación en la Escuela de las Artes de Ámsterdam y el Segundo premio del Certamen Nacional ‘Ciudad de Astorga’. Esperemos que un cortometraje con una madurez formal y una contundencia argumental tan interesante como el que nos atañe no se vea perjudicado por el costumbrismo que nos invade tan habitualmente y consiga el puesto que se merece en el panorama del cortometraje contemporáneo nacional.
All comments (0)