Cuesta recordar otro festival nacional de cortometraje que despliegue una oferta de programación con tanto calibre de propuestas y novedades. De hecho, comentar las novedades de la 19ª Semana de Cortometraje de la Comunidad de Madrid haciendo mención única a su Sección Oficial se antoja claramente insuficiente. Es verdad que esta continúa siendo, hoy por hoy, la sección estrella de la Semana, pero también lo es que empieza a tener competencia: el interés de diversas secciones informativas, los homenajes, los cursos y seminarios de toda clase y consideración y, como novedad absoluta, la creación de un Primer Foro Profesional de Cortometraje que dará que hablar. La Semana es, en fin, una realidad polifacética: por tanto, lo mejor es introducirse en ella a través de sus caras más atractivas.
La Sección Oficial
En la última Semana de Cine de Medina del Campo se presentaron por primera vez algunas de las novedades que podrán verse a lo largo de esta Sección. Así, en lo que respecta a los títulos fugazmente estrenados en Medina, nos remitimos a la reseña que publicamos en su momento: es el caso del intrigante Miss Wamba de Estefanía Cortés, del sólido Australia de Lino Escalera, al celebrado por el público Ni una sola línea de Víctor E.D.Somoza, al ejercicio de tensión que supone Madre de Rodrigo Sorogoyen, al atmosférico Vacío de Sergio Martínez, y de dos interesantes piezas de ya extenso recorrido: Le vimos reír y creímos que era de felicidad de Colectivo Vermut y Vampiro de Álex Montoya.

Miss Wamba, de Estefanía Cortés
En cuanto a las novedades absolutas, cabe reseñar nuevamente la aparición de veteranos de las más diversas generaciones. Algunos comenzaron su dedicación al formato breve en el siglo pasado, como Gaizka Urresti, que reincide en su humanismo con pinceladas sociales en Acogida; María Reyes Arias (con el concurso en la producción de su inseparable Juan Vicente Córdoba), que protagoniza personalmente un drama dirigido por ella misma, Ensayo de vida; y el mismísimo Grojo, que vuelve a desplegar su innegable gusto por lo mítico y lo plástico en La invitada, fantasía sobre un lobo de mar que pesca una sirena y se la lleva a casa.
Otros debutaron ya en los primeros 2000: es el caso de Javier Kuhn, que prosigue el periplo estadounidense iniciado en Stomach trasladándose a una habitación de hotel de Las Vegas en Nevada; el extraño y gamberro Wiro Berriatúa, que vuelve con otro de sus cuentos fantásticos llenos de sana retranca en Defuncionario, cuyo simpático título lo explica todo; Mario de la Torre y su nuevo análisis de la comunidad LGTBI Internacional en Primavera Rosa en Brasil; el siempre imprevisible Eduardo Cardoso, que regresa con Distrito Paraíso; Belén Herrera de la Osa, que hace lo propio con II; o la doble presencia de la productora Zampanò, a través del nuevo trabajo de Carlota Coronado, 16 semanas, y una animación de Elena del Moral, El hombrecillo de papel.
Entre las figuras más recientes también abundan los títulos de corte presumiblemente tradicional: después de Hostal Edén, Gonzaga Manso y Películas Pendelton ahondan en universos satélites de Fesser con Adivina; y Javier Roldán, que ganó el Roel de Oro de Medina 2015 por Hermanos, se sumerge en el relato de una ex-culturista profesional en Vida y muerte de Jennifer Rockwell. Afortunadamente, no todo es tan tradicional como parece: ahí están Colectivo Vermut, Sergio Martínez, Estefanía Cortés…, sin olvidar a Daniel Remón, que después de Los cárpatos se descuelga con El fracaso, relato producido por Tourmalet. Y contemos con que haya más de una sorpresa entre los novísimos directores, que buena falta hacen en la Sección Oficial.

El fracaso, de Daniel Remón
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