Con toda probabilidad, la de esta reciente edición ha sido una de las mejores selecciones de cortometrajes que haya presentado la Seminci en los últimos años; y eso que este siempre ha sido uno de los puntos fuertes y de mayor regularidad del festival (al menos en la última década). Tanto el conjunto de cortos reunidos en torno a la Sección Oficial como los que integran otras categorías (Punto de Encuentro, La Noche del Corto Español, Tiempo de Historia) es en general del máximo nivel y varios de ellos se cuentan entre lo mejor del año.
Sección Oficial
Para que vaya por delante, una confesión/advertencia. No sé si por mala puntería o peor fortuna, pero de los pocos cortos de la Seminci que este cronista no ha logrado ver este año, se encuentran precisamente algunos de los que alcanzaron lugares destacados en el palmarés, entre ellos precisamente la Espiga de Oro (la coproducción ítalo-iraní Negah, de Farnoosh Samadi) o el Premio al Mejor Corto Europeo (Kapitalist, pieza franco belga dirigida por Pablo Muñoz Gómez). Espero suplir esta falta en el futuro y poder completar así la información acerca del festival, pero, viendo la calidad media de sus competidores de la Sección Oficial, albergo las mejores expectativas ante este par de trabajos y a tenor de lo que se puede vislumbrar de ambos cortos a través de sus sinopsis, trailers y otras referencias (Farnoosh Samadi es también la directora del muy laureado Il silenzio, ganador, entre muchos otros premios, de la Espiga de Oro en la Seminci de 2016), a buen seguro que se trata de dos historias sólidas y bien armadas, contundentes en su realización y de una vistosa factura.
La Espiga de Plata al Mejor Cortometraje recayó en A drowning man (Dinamarca/Reino Unido/Grecia, 2017) reverso del anterior trabajo de su director, Mahdi Fleifel (A man returned), en el que aborda un tema en común en ambos: la drogodependencia de un emigrante palestino. En esta ocasión Fleifel opta por un camino híbrido entre la ficción y la no ficción y por situar la historia en Grecia, donde el protagonista de su otro corto adquirió este hábito. Sin llegar a ser tan abrasivo con el otro, A drowning man hace de la concisión su principal virtud, siguiendo la peripecia de un hombre que tras equivocarse al robar unas zapatillas deportivas busca el medio de venderlas para costearse su dosis diaria. Fleifel consigue un corto lapidario y contundente, haciendo valer lo de menos es más, y que este nuevo trabajo encaje a la perfección dentro del díptico.
Pero como decíamos, al competición oficial dio para mucho más, gracias a cortos tan deslumbrantes como Los desheredados (Laura Ferrés. España 2017), La inútil (Belén Fines. España, 2017), Min börda (Niki Lindroth von Bahr. Suecia, 2017), Signature (Kei Chikaura. Japón, 2017), Tesla. Lumière mondiale (Matthew Rankin. Canadá, 2017) o The full story (Daisy Jacobs, Chris Wilder. Reino Unido, 2017). Todos ellos magníficos trabajos, reseñados recientemente en estas páginas, que confirieron no solo calidad, sino también una amplia variedad de registros y estilos a la competición.
Cabe añadir unas palabras más sobre otros dos brillantes obras, Haine negre (Octav Chelaru. Rumanía, 2017), el cortometraje de corte más clásico de la competición, anclado en el realismo social, pero también salpicado por unas gotas de ironía, y la poderosa animación Hedgehog’s home (Eva Cvijanović. Canadá/Croacia, 2017), que es sin duda otra de las mejores animaciones de la temporada, producido por Bonobo Studio (Putujuća zemlja/Traveling country, Noćna ptica/Nighthawk, Planemo), que poco a poco se va convirtiendo en uno de los sellos de calidad en la animación europea. Hedgehog’s home es un tremendo trabajo de stop motion en clave de fábula capaz de fascinar a pequeños y mayores, y cuya calidad ya se ha visto recompensada con más de una veintena premios en la Berlinale, Animafest, Annecy…
Punto de Encuentro, Tiempo de Historia y otras secciones
Punto de Encuentro es esa sección, también competitiva, donde la Seminci se muestra más abierta a obras que presentan un poco más de riesgo, y termina siendo un contenedor para un pequeño grupo de cortos bastante interesantes. Si bien tampoco he tenido oportunidad de ver el galardonado con el Premio Al Mejor Cortometraje Extranjero de este bloque, British By The Grace Of God (Sean Dunn. Reino Unido/EEUU, 2017), y que gravita en torno a la urgencia del brexit y sus consecuencias para la población de a pie (un tema curiosamente poco tratado por el momento en el cortometraje británico), sí me es posible aplaudir la Mención Especial a Awasarn Sound Man (Sorayos Prapapan. Tailandia/Birmania, 2017), una pieza pausada y contenida, pero a la vez muy simpática, que sigue con una mezcla de laconismo, cariño e ironía el día a día de una pareja de sonidistas en su lucha por mantener la dignidad de su trabajo y mantenerse a flote entre penuria económicas, los egos de los artistas y otros momentos de soledad.
Otros trabajos estimulantes acogidos en esta sección fueron el impecable corto iraní Retouch (Kaveh Mazaheri, 2017), Dear Renzo (Agostina Gálvez, Francisco Lezama. Argentina, 2017), un nuevo corto dentro de ese subgénero que parece estar creándose espontáneamente en torno al actor Renzo Cozza (La novia de Frankenstein, Gulliver, Clara) o Chen Li (Ciruela de agua dulce) (China/España, 2017), nuevo trabajo del dúo astur-chino Roberto F. Canuto y Xu Xiaoxi, que con cada nuevo corto afina y define más su estilo.
El Premio de La Noche Del Corto Español englobado dentro de esta sección fue para Matria, un paso de gigante dentro de la filmografía del gallego Álvaro Gago (Curricán), que poniendo los ojos en los hermanos Dardenne rubrica un estupendo retrato sobre los vínculos generacionales y familiares, a través de la historia de una trabajadora de una conservera y su peripecia para poder comprar un regalo de cumpleaños a su nieta. Una poderosa historia de mujeres que trasciende este aspecto y deja entrever otros temas de la realidad española.
Tradicionalmente, otro de los puntos fuertes de la Seminci es su sección de documental Tiempo de Historia, donde también tienen cabida un pequeño pero siempre selecto grupo de cortometrajes. Este año, y con toda justicia, el Premio Tiempo De Historia Al Mejor Cortometraje fue para la producción estadounidense What Happened To Her (Kristy Guevara-Flanagan, 2016), un film que resulta brillante, pese a partir de un dispositivo que comienza a dar muestras de agotamiento, repetición y falta de profundidad, como es la apropiación de imágenes sueltas de películas de Hollywood (o de otras nacionalidades) para tratar de construir un relato con ellas. Guevara-Flanagan da un nuevo aliento a esta fórmula al dotar a su discurso de una sugerente dimensión y una evidente carga reivindicativa que siendo muy evidente, parece aflorar aquí por primera vez.
What Happened To Her recopila planos de películas de Hollywood y, fundamentalmente, de series de televisión donde aparecen cadáveres de mujeres asesinadas. Lo que al principio parece una recreación de la imagen mitológica de Ofelia, pronto, gracias al testimonio de la actriz y productora Danyi Deats (que relata cómo en su juventud tuvo que interpretar el rol de una mujer asesinada), toma otros derroteros, poniendo de relieve la cosificación de la mujer y la erotización de su asesinato. Aspectos que, a medida que fluye el torrente de imágenes, va siendo más inquietante y sintomático.
Para finalizar, el Premio De La Sección Castilla Y León En Corto se lo llevó otro buen trabajo, Vida Y Muerte De Jennifer Rockwell (Javier Roldán. España, 2017), compartido con Ya no te quiero (Francisco Hervada Martín. España, 2017).
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